sábado, 25 de junio de 2011

Y dijo Rubalcaba: "Háganse los 120"

En el apasionante mundo de la política, para que las decisiones de un mandatario puedan considerarse “magistrales” estas deben cumplir, indefectiblemente, con tres condiciones básicas:

1- Beneficiar al propio mandatario, o en su defecto al partido gobernante.
2- Beneficiar económicamente a los magnates y empresarios que, de facto, controlan un país y permiten o facilitan el ascenso al poder de sus aliados.
3- Beneficiar, al menos aparentemente, a la población de manera que el populacho esté satisfecho y no se percate de lo ocurrido en relación a los anteriores dos puntos.

La idea de disminuir el límite de velocidad surgió tras la subida de precio de los carburantes resultante del inicio de la invasión por parte de Occidente a la nación Libia. Pese a que la mayor parte del combustible que se consume en España no proviene del estado gobernado por el Coronel Gadafi, se nos convenció de que la inestabilidad de su gobierno y las revueltas surgidas a lo largo y ancho del país norte africano eran los responsables últimos del encarecimiento del petróleo.
En aquellos tiempos, el mandamás del Gobierno Español no era otro que su actual presidente: Jose Luís Rodríguez Zapatero. Por eso, cuando desde el ejecutivo surgió la idea de rebajar el límite de velocidad, fueron legión los fitipaldis y mascachapas patrios que se cagaron, por este motivo, en la puta madre que lo parió.
No tardó en elevarse la voz de muchos que dudaban de la efectividad de la medida, poniendo en entredicho que disminuir en 10 kilómetros por hora la velocidad máxima permitida tuviera consecuencias relevantes en el ahorro de combustible de los españoles. También hubo quién denunció, desde diversas plataformas y medios de comunicación, que el único fin que perseguía el llamado “plan de ahorro” no era otro que aumentar la recaudación en concepto de sanciones por exceso de velocidad.
El tiempo ha probado, a lo largo de estos cuatro meses que la nueva norma se ha mantenido en vigor, que:

1. Ha habido un acusado descenso de la siniestralidad, con menos de 40 muertos en las carreteras durante la pasada Semana Santa.
2. El ahorro de combustible ha sido de un 8,4%.
3. Las multas por exceso de velocidad se han reducido en un 35%, según estimaciones de la Dirección General de Tráfico.

Por tanto, por muy garrulo y velocista que uno sea y por mucho que la gestión Socialista haya resultado catastrófica en prácticamente todos los aspectos… es de ley reconocer que el proyecto ha funcionado y que (en resumidas cuentas) beneficia a la población.
Así, la tercera condición para que una decisión política resulte acertada ha sido cumplida. Desviemos ahora la mirada hacia la segunda:
Es indudable que ha habido individuos y empresas que se han lucrado gracias a este affaire. Sin ir más lejos, quien sea que fabricó las láminas imantadas con las que se han modificado todas y cada una de las antiguas señales de limitación a 120 km/ h ha sacado un buen pico.


Dado que el coste total de la operación se ha estimado en la nada desdeñable cifra de 230.000 Euros, puede decirse que aquellos que se han repartido el pastel de la misma han obtenido pingües beneficios del plan. Parece obvio, entonces, que quien tomó la decisión cumplió también con la segunda condición necesaria para elevarla a la categoría de “magistral”: Hay gente que ha trincado pasta, contenta y agradecida con su benefactor. Gente que, llegado el momento, no dudará en echar un cable a aquellos que les facilitaron el acceso a tan suculento botín.
Sin embargo, los que observábamos la maniobra detectábamos un fallo en la ejecución de la misma: La condición número 1 no parecía estar siendo debidamente satisfecha.
La recién estrenada disposición no estaba beneficiando ni al Presidente ni a su Gobierno. ¡El pueblo español odiaba a sus gobernantes! Y les odiaba mucho más salvajemente por haber  limitado su velocidad de desplazamiento que por haber machacado por sistema la economía del país. Ayer, sin embargo, se despejaron todas las incógnitas.
Leo en http://www.expansion.com/agencia/efe/2011/06/24/16279448.html que el Gobierno ha vuelto (solo cuatro meses después) a elevar la velocidad máxima permitida a 120 kilómetros por hora en autopistas y autovías, devolviendo así la felicidad a muchos. Repito, la felicidad, porque en este país de idiotas gusta conducir rápido, independientemente de lo peligroso que pueda resultar para nosotros mismos o para los demás. Ahora planteémonos, ¿con quién estamos felices?
En  estos últimos meses ha habido importantes novedades en el panorama político nacional: A día de hoy Rodríguez Zapatero, tras anunciar el pasado abril su renuncia a repetir candidatura en las próximas elecciones, es un cadáver político al que nadie presta la más mínima atención.
De hecho, aunque no sea oficial, todos los españoles sabemos (gracias al constante bombardeo informativo que hemos sufrido durante las últimas semanas) que el individuo que lleva las riendas de la nación en la actualidad no es otro que Don Alfredo Pérez Rubalcaba, Ministro de Interior. Este inquietante caballero, candidato oficial a la presidencia del Gobierno en las generales de 2012, está en campaña electoral las 24 horas del día. Por eso intuyo que la noticia que hoy nos ocupa no es sino un nuevo golpe de efecto diseñado para meterse en el bolsillo a una buena parte de los votantes.
Resumiendo, quien ordenó la reducción fue el fracasado Zapatero, pero quien se lleva el mérito de suprimir tan polémica y e impopular norma es Rubalcaba: Puntos extra para él, de cara a los próximos comicios, en otras palabras.

Ahora que ha quedado patente que se han cumplido las tres “condiciones maestras” comprendemos que la discutida idea surgió de una mente brillante además de haber sido ejecutada con precisión suiza. Eso no es óbice para que podamos afirmar que, por enésima vez, la clase política actúa con una totalmente descarada falta de principios.

Persiguiendo recuperar la simpatía del pueblo llano, el Gobierno (después de una inversión millonaria que nos vendieron como incuestionable) descarta una de las pocas medidas acertadas que, en los años que lleva en el poder, ha sido capaz de imponer. El Partido Socialista ha comprado unas decimas de popularidad para el candidato Rubalcaba con 230.000 Euros directamente escamoteados de los bolsillos del contribuyente español.
No queda ahí la cosa: Resulta que la nueva limitación de velocidad comenzará a aplicarse, casualmente, el primer día de Julio… ¿Nadie ha caído en la cuenta de que, precisamente, el verano es el momento del año en el que más personas efectúan desplazamientos largos por carretera? Si de la reducción obligatoria de la velocidad derivó un descenso de la siniestralidad, un ahorro importante de combustible y una significativa disminución de las sanciones… ¿Qué podemos esperar del restablecimiento de la antigua limitación, en el contexto de los meses con más movimiento de vehículos de año?
Creo que la respuesta es irrebatible: Más multas, más gasto… y más muertos.
En definitiva, tendremos un colectivo de empresarios que serán un poco más ricos que hace cuatro meses.
Tendremos un candidato a la presidencia que, poco a poco, logra que muchos empiecen a considerarle como un político sensato y comprensivo a costa de dilapidar recursos económicos de una nación en crisis.
Tendremos una población que pagará más multas, gastará más en gasolina y se estampará con más frecuencia a partir de Julio… y aún así dará las gracias.
Dicho de otra forma, tendremos ante nosotros el resultado propio de una decisión política sencillamente magistral: Mi más sincera enhorabuena al padre de la criatura, evidentemente es un hijo de puta muy listo.




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martes, 21 de junio de 2011

Sorprendentes reacciones ante la pérdida de Ryan Dunn.

Han transcurrido ya un par de horas desde que escribí sobre la muerte del ex-miembro de Jackass, Ryan Dunn. Ahora, gracias a las estadísticas que me proporciona este blog, puedo realizar una primera serie de valoraciones sobre el impacto que la noticia de su accidente ha tenido en todo el mundo.




De la imagen anterior, en la que pueden verse las búsquedas que han traído lectores a mi blog en las últimas dos horas, puede extraerse tres conclusiones principales:

1. Hay un montón de personas en el planeta interesadas en saber si la muerte de Ryan Dunn es realidad o un montaje. El respetable no se fía ni un pelo de la veracidad de los hechos supuestamente acaecidos la pasada madrugada.
2. Mucha gente asocia a Party Boy, un personaje interpretado por Chris Puntius, con Ryan Dunn. Supongo que es un lapsus comprensible, dada la existencia de una cierta similitud entre los rasgos de estos dos “actores”.
3. Todo el mundo ha identificado, inmediatamente, a Dunn como el protagonista del episodio del cochecito en el culo. Sin duda alguna, esta locura ha sido el legado que nuestro amigo Ryan dejará a la Humanidad.


Estos tres puntos me llevan a la siguiente reflexión: Pese a que muchos no saben con seguridad que cara tenía el fallecido, y aunque todavía ni siquiera está del todo claro que dicho fallecimiento haya tenido lugar, la relevancia que, desde al menos 10 países (según las estadísticas de mi blog) se le da al hecho de que este señor introdujera, hace casi una década, un automóvil de juguete en su cavidad anal es, cuando menos, sorprendente.
Quiero decir con esto que, pese a que a lo largo de los siglos han sido miles de millones los humanos que han tratado de pasar a la historia gracias a logros y méritos de diversa índole, era necesario que un pirado norteamericano profanase su recto en una película para que comprendiéramos que basta con actuar como un auténtico tarado para ser eternamente recordado.
Opino que, vivo o muerto, Mr. Dunn puede sentirse más que satisfecho de haberse convertido en leyenda por un motivo tan ridiculamente absurdo. Entiendo que, en cierto modo, esa era la filosofía Jackass: Hacerse famoso por ser un cafre.


R.I.P.








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lunes, 20 de junio de 2011

Ryan Dunn: El Imbécil ha muerto.



Desde el momento en que, siendo yo aún un tierno e inocente adolescente, vi a Ryan Dunn meterse un cochecito de juguete por el culo en el aclamado film “Jackass, the movie”, este mastuerzo se ganó un lugar privilegiado en mi corazón. Más concretamente, y solo después de Chris Pontius (el celebérrimo bailarin nudista conocido como Party Boy), Mr. Dunn pasó a ser, para siempre, mi Jackass favorito.
Esto puede sonar a coña, pero está muy lejos de serlo. Admiré profundamente los impulsos autodestructivos de la tropa de descerebrados de la MTV durante mi pubertad. En aquella época, en lo que a mí respectaba, disfrutar observando (e incluso emulando) las peripecias de unos botarates que se ganaban el pan a base de porrazos y contusiones era una de las actitudes más transgresoras que mi cerebrito inmaduro era capaz de adoptar.
Cada mañana vuelvo a ver, desde mi cama, el malogrado cráneo y las muletas cruzadas que constituyen el archiconocido logotipo de un programa de televisión que, en más de una ocasión, me animó a actuar como un cafre mientras alguien me grababa en video. Tantos años después, el viejo poster de la primera película de Jackass continúa pegado en el armario de mi cuarto.



Crecí, por supuesto. No mucho, pero lo suficiente como para descubrir que existen otros medios menos lesivos de ser diferente y especial. Los muchachos de Jackass también evolucionaron, pasando inevitablemente de casi treintañeros a proyectos de carroza. 34 años tenía mi querido Ryan Dunn ayer mismo por la tarde. Hoy, según dicen, está muerto como un dodo.

La noticia se ha difundido a gran velocidad. Es curioso leer en periódicos aparentemente serios como El Mundo referencias al accidente de tráfico que, anoche de madrugada, acababa con la vida de este zoquete barbudo.



Si hacemos caso a las informaciones de la prensa, la velocidad del Porsche en el que el fallecido y su acompañante viajaban fue un factor determinante en el trágico final que el destino tenía preparado para ambos. Por si fuera poco, según diversas fuentes, el propio Dunn colgó en Twitter fotografías en las que aparecía consumiendo alcohol la noche del Domingo al Lunes (tan solo unas horas antes de la tragedia).

De ser esto cierto, puede que Ryan se marchase del mismo modo en que vivió: Haciendo el imbecil.
De hecho, es posible que esta última haya sido su mayor gilipollez ya que, por muy estúpida que parezca cualquiera de las payasadas que protagonizó a lo largo de su carrera como Jackass profesional, ninguna de ellas había puesto en peligro nunca a nadie que no fuese él mismo.
Debo decir que circulan rumores de que todo esto es un montaje: algunos escépticos sostienen que Ryann Dunn sigue entre nosotros y que la noticia de su accidente no es más que un bulo, intencionadamente puesto en circulación por el propio equipo de Jackass como parte de una futura cuarta película. Resulta paradójico pensar que, de ser así, Dunn habría actuado de un modo mucho menos estúpido que de no serlo: Engañar al mundo entero con una defunción simulada, jugar con noticias falsas sobre accidentes de tráfico mortales y generar titulares y obituarios en los periódicos de medio planeta parece pecata minuta si se compara con matar a tu amigo por conducir ebrio y a toda pastilla.
Sirva el suceso, sea un hoax o no, para hacernos reflexionar sobre una conducta tan habitual y mortífera como es la conducción irresponsable: Cuando subimos a un coche, si lo hacemos bajo los efectos del alcohol, estamos abriendo una puerta a la posibilidad de causar daños irreparables e innecesarios a personas inocentes. Al fin y al cabo, si existiera un modo de garantizar que los únicos perjudicados en estos casos fueran los responsables, no habría tanto de qué preocuparse.
Por desgracia, rara es la ocasión en la que un conductor temerario se estampa sin afectar a terceros. Su copiloto, los ocupantes de otro vehículo o un peatón… demasiados son los candidatos a convertirse en victimas innecesarias cuando la bebida toma el volante.
                                                                                                                             
En fin… sea como fuere:
Descansa en paz, Ryan Dunn. Puto imbecil*.


*Jackass.



Siempre te recordaremos por aquel cochecito que te metiste en el ano...








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martes, 14 de junio de 2011

Mi Dilema Moral

Imaginemos que usted está, desde hace meses, desempleado y sin cobrar el paro. No tiene más ingresos que las modestas aportaciones que su familia puede permitirse hacerle. Imaginemos que una vez, en el pasado, usted extravió 100 euros que jamás logró recuperar. Imaginemos que un día, mientras camina por la calle, encuentra un sobre cerrado en el que figura escrita la frase “propiedad de” y un nombre propio. En su interior usted encuentra dos billetes de 50 euros. Ambos falsos.

Se trata de dos buenas falsificaciones, sin duda. Engañarían a cualquiera, menos a usted. Usted (por lo que sea) sabe que no son auténticos, y ahora puede:


1- Llevar los billetes a una comisaría de policía o a una oficina de objetos perdidos para que sean ellos quienes localicen al propietario y se los devuelvan.

Sin embargo sabe que eso le haría flaco favor al dueño de las falsificaciones. De hecho, es probable que no solo no le sean devueltas sino que se le exijan explicaciones sobre su procedencia al individuo cuyo nombre figura en el sobre.


2- Destinar su propio tiempo y esfuerzo a, partiendo de los datos que el sobre le ha proporcionado, encontrar a esa persona para entregarle lo que le pertenece.

Aún así, usted siente que se estaría convirtiendo en cómplice de un estafador devolviéndole algo que, se mire como se mire, solo puede ser utilizado de manera fraudulenta y perjudicial para alguien inocente.


3- Guardarse los billetes en el bolsillo para, llegado el momento apropiado, utilizarlos como si se tratara de moneda auténtica en su propio beneficio.

Esto le convierte, además de en un ladrón, en otro estafador. Si bien es cierto que usted en principio no tenía nada que ver con los 100 falsos euros, no solo va a impedir a su poseedor recuperarlos sino que está dispuesto a darles uso conociendo su ilegitima procedencia.


4- Destruir el sobre y su contenido, logrando así que las falsificaciones caigan en manos de alguien dispuesto a ponerlas en circulación.

Lo malo es que, tal vez, esté perjudicando seriamente a quién las perdió. ¿Cómo saber que todo ese dinero no estaba destinado a alimentar a una familia de indigentes, cuya única manera de llegar a fin de mes es pagando con billetes simulados? Además, en caso de que esto no fuera así… ¡su propia economía es ruinosa! ¿Es moralmente aceptable desperdiciar de esa manera un regalo de azar que le permitiría ahorrar una cantidad de dinero que, para usted, significa la diferencia entre la comodidad y el agobio? Además, ya perdió esa cantidad en el pasado por lo que, en cierto modo, siente que tiene derecho a recuperarla.

Ante este intrincadísimo dilema moral ¿tiene una respuesta clara? ¿Sabe que opción elegir? ¿Conoce con exactitud cuál sería la manera más apropiada de obrar ante semejante situación?

Yo no. Y lo que me ha ocurrido esta tarde no difiere mucho del supuesto anteriormente descrito:

He topado, en el interior de un vagón de Metro, con un Abono Transportes falsificado. ¿Qué cómo sé que está falsificado? Eso no importa, el caso es que lo sé.

Lo primero que he planeado ha sido dejarlo en la Taquilla de la siguiente estación para que su dueño pudiera recuperarlo cómodamente. En seguida me he dado cuenta de que esto no tenía sentido: Para empezar, a nadie se le pasaría por la cabeza ir a reclamar a la administración de Metro de Madrid un Abono falso. Además, en caso de que el propietario fuese tan inocentón como para hacerlo, no solo no lograría que se lo devolviesen sino que se le impondría una sanción monstruosa por haberlo estado utilizando. Definitivamente no era esta una opción viable.

Entonces se me ha ocurrido publicar un anuncio en algún periódico para que pudieran ponerse en contacto conmigo las personas que han perdido, en el día de hoy, sus títulos de trasporte: de esta forma quien supiera decirme correctamente el nombre que figura en el Abono sería su dueño y podría quedar conmigo para recuperarlo. Desgraciadamente esto implica no solo el esfuerzo de contratar el clasificado, sino también poner mis propios datos personales de contacto a disposición de cualquiera (una idea que no se me antoja en absoluto apetecible). Podría aceptarlo como un mal menor si no hubiera más remedio, pero la verdad es que no estoy dispuesto a hacerlo solo para facilitarle la vida a un tramposo que se las apaña para pagar menos que yo mediante el uso de malas artes.

Debo decir que mi situación económica es precaria, y que miro con lupa cada desplazamiento que hago. Solo utilizo el transporte público una media de dos días a la semana, lo que (entre ida y vuelta) me acarrea un gasto mínimo de casi 20 euros mensuales, siendo este un elevadísimo porcentaje de mis ingresos totales. Por si fuera poco, se trata de un Abono de Familia Numerosa y yo nací en una familia de estas características pese a que hace años que (por razones personales) no se me permite beneficiarme de los múltiples descuentos que ello supone.

Por todo esto, me ha parecido lógico quedarme el objeto perdido y, durante el tiempo que pueda, usarlo para efectuar mis propios desplazamientos gratuitamente. Me ha parecido lógico, más no moralmente aceptable: En seguida he comenzado a sufrir fuertes remordimientos. Ahora siento que, si bien quién solía portarlo no tenía ningún derecho a hacerlo, yo no soy más merecedor del Abono que su anterior usuario.

En definitiva: No puedo entregarlo a los empleados de Metro ni a la policía. Tampoco pienso dedicarme a buscar por Madrid a su dueño y no soy capaz de rebajarme a su nivel utilizando una tarjeta de Familia Numerosa que no me corresponde para disminuir mis gastos de transporte. Ni que decir tiene que destruir el título no es una alternativa, así que, desde Comiendo Detergente, pido ayuda.

Pido ayuda a todo el que, tras leer esto, comprenda la encrucijada en la que me encuentro y sea capaz de ponerse en mi lugar para decidir cual sería el modo más ético y adecuado de actuar.

También pido ayuda, cómo no, al espabilado que ha pasado los últimos meses (¿años?) moviéndose por la red suburbana de la capital con un Abono ilegal gracias al cual ha logrado que, a cargo de los impuestos del resto de ciudadanos, sus viajes hayan costado un 20% menos que los de todas las personas honradas que pagan a diario las tarifas que les corresponden (entre los que yo me incluyo).

De modo que:


Encontrado Abono Transportes (fraudulento)  tipo B1, correspondiente a la categoría de Familia Numerosa, el día 13 de Junio de 2011 en la linea 6 del Metro de Madrid.

Si es suyo, no dude en ponerse en contacto conmigo a través del apartado de comentarios de este blog. Si usted es capaz de decirme que nombre aparece como titular del mismo, pasaremos a discutir qué hacer con él.

Estoy convencido de que, entre los dos y con la ayuda de los consejos de otros lectores, tomaremos la decisión más adecuada.








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viernes, 10 de junio de 2011

ACN. El milagro de la Estafa Legal.


Llegaron a mí, como suele ser habitual en estos casos, a través de un miembro de mi familia. Alguien que, preocupado por mi situación económica y tras haber oído hablar de una oportunidad de negocio interesantísima, me puso en contacto con un Representante Independiente de la compañía de la que había oído hablar maravillas.

El familiar que me consiguió el contacto no era capaz de explicarme con claridad en qué consistía exactamente el negocio, y mi curiosidad fue la razón de que me decidiera a llamar al número que me había sido proporcionado. Al otro lado del teléfono tampoco hallé respuestas adecuadas a mis muchas preguntas: Solo se me repitió una y otra vez que se trataba de una ocasión única, una idea increíble con muchas posibilidades de crecimiento económico que bajo ningún concepto debía dejar pasar.
Aunque tuve que insistir para que mi interlocutor me dijera el nombre de la empresa, finalmente logré sacárselo: Se trataba de ACN (American Communications Network), y estaba invitado a una presentación que iba a llevarse a cabo esa misma tarde en un centro de negocios de la capital donde, por fin, todas mis dudas habían de ser debidamente solventadas.
Como me sentía incapaz de refrenar mi interés durante tanto tiempo, decidí dedicar unos minutos a buscar algo de información en la red. No tardé en hacer un hallazgo inquietante: Con demasiada frecuencia, las palabras “estafa”, “scam” y “timo” aparecían ligadas a las siglas de la misteriosa compañía. Blogs personales, foros de economía, videos de Youtube… incluso de lo que leí en la mismísima Wikipedia extraje una opinión negativa sobre los métodos de negocio empleados por esta empresa, que carga con cientos de denuncias y ha sido ilegalizada en Australia. Debo añadir que tan solo su propia página oficial y un buen número de comentarios remitidos por Representantes de la compañía conformaban la línea defensiva de ACN en Internet.
Pese a ello (o tal vez debido a ello) decidí acudir a la cita secretamente armado con una grabadora digital. ¿Cuáles eran mis intenciones? Ni yo mismo lo sabía. Tal vez registrar lo ocurrido en la reunión para poder, posteriormente, analizar con detenimiento las condiciones del negocio a la hora de valorar mi posible participación en el mismo… Tal vez obtener la prueba que no había encontrado en ninguna de las páginas en las que me había informado para poder compartirla con el mundo.
Llegué, puntual, al lugar acordado. Un edificio situado en el número 3 de la calle de Lisboa de Madrid, muy cerca del intercambiador de Moncloa. Un ruidoso grupo de unas 50 personas charlaba animosamente ante sus puertas. Era obvio que todos ellos venían a lo mismo que yo.
Al menos la mitad de los allí reunidos eran, a todas luces, extranjeros. Principalmente sudamericanos, aunque también vi un corrillo de hombres de procedencia africana. Entre los españoles predominaba la apariencia propia de la clase media-baja (si acaso el uso de un término tan políticamente incorrecto resulta adecuado hoy día): Hombres con chándal y pendientes de brillante y mujeres ataviadas al estilo de la Esteban con aros dorados y bailarinas de falso leopardo.
Me encontré con Alberto, mi “captador”, que ya estaba esperándome en la recepción del edificio. Ahí descubrí, estratégicamente colocado encima del mostrador y de cara al público, un extraño artefacto con el aspecto propio del vástago de la improbable pareja formada por un enorme teléfono y una televisión de plasma. Más tarde me explicarían que se trataba del videoteléfono  IRIS 5000, el “más novedoso producto”, además de buque insignia, de American Communications Network.

     Videoteléfono Iris 5000

Alberto, tras insistir en los inconmensurables parabienes de la empresa, y después de dejarme caer lo mucho que su ingreso en la misma le había cambiado la vida, me invitó a pasar a la sala en la que estaba previsto que la conferencia tuviera lugar. Acepté, y mientras yo firmaba en un papel con mi nombre y mi número de teléfono, mi anfitrión pago cinco euros de entrada a la azafata que se encargaba del control de accesos.
De la pared del salón de reuniones colgaban carteles adornados con la imagen corporativa de la empresa, alguno de los cuales ya estaba gravemente deteriorado, pero no fue esto lo que más me hizo sospechar de la escasa seriedad de la compañía: Pululaban por el lugar una serie de personajes de aspecto cutrecillo (trajes baratos, faldas cortas, peinados macarras, kilos de maquillaje, dientes rotos y los ya clásicos pendientes de brillante) que, poco a poco, se iban revelando como “anfitriones” a medida que se sentaban con sus invitados para darles una última charla motivacional previa a la conferencia. Una de esas charlas tuve que aguantar yo, durante los más de 20 minutos que el orador tardó en abrir la presentación con una broma estúpida que los numerosísimos Representantes Independientes recibieron con salvas de forzadas y sonoras carcajadas. (Escuchar Audio 1)


Así, tras explicarnos como su lamentable situación económica había sido providencialmente salvada por una presentación como la que estábamos presenciando, Juan Manuel Bolaños (Team Coordinator de ACN en España) se dispuso a relatarnos qué es y a qué se dedica exactamente esta enigmática compañía. (Escuchar Audio 2)


Por si hay alguien que no quiere o no puede tragarse todo el discurso, haré un resumen: ACN es la caña. ACN es poco menos que la mejor empresa del mundo mundial. Pero vayamos paso a paso desgranando las palabras de nuestro orador:
Inicialmente me causó extrañeza que, contrariamente a lo que Alberto y cientos de páginas web me habían transmitido, las siglas ACN no significaran (para el señor Bolaños) American Communications Network sino All Communications Network. ¿A qué podía obedecer este cambio de nombre? Aparquemos temporalmente esta incógnita para centrarnos en las actividades de la empresa.
ACN es una operadora internacional de telecomunicaciones. Está localizada en 23 países desde hace 18 años. La compañía ha sido portada de varias revistas y posee gigantescos edificios en varios continentes. All Communications Network está asociada con The Phone House y desempeña una labor similar a la de Orange, Movistar, Vodafone, Yoigo
¡Es más! ACN es artífice de la próxima revolución en lo que a comunicaciones humanas se refiere: el videoteléfono. Dejando también de lado el hecho de que el conferenciante no fue capaz de hacerlo funcionar, y siempre según sus palabras, ¡en menos de cinco años todo el mundo tendrá uno! Pero no queda ahí la cosa, no.
¡ACN también vende gas! ¡Y luz! ¡Y televisión por cable! ¡Y aplicaciones para el I-Phone! ¡Y seguridad en el hogar de la mano de Securitas Direct!
¡ACN lo vende TODO!
Pero, entonces… ¿Cómo puede ser que el nombre de esta multinacional, que desde hace casi dos décadas no ha hecho más que crecer, y cuyas actividades abarcan tantos y tan variados campos, me sea completamente desconocido? No fue necesaria una larga espera para obtener una elaborada respuesta. (Escuchar Audio 3)


Así fue como descubrí que hacer publicidad de un producto en televisión es (lo crean o no) una desventaja competitiva.
Al menos fue esto lo que el señor Bolaños trató de darnos a entender cuando defendió que ACN cuenta con una ventaja con respecto a sus competidores al no darse a conocer al consumidor más que “de boca en boca”. Esto justificaba que, pese a sus notables éxitos y sus muchos años de imparable crecimiento económico, ninguno de los presentes hubiéramos oído jamás en nuestras vidas una sola palabra acerca de All Communications Network. Fue en ese momento cuando, por primera vez, se mencionó el concepto de crear “una red de Distribuidores Independientes”, quedando claro de una vez por todas que se trataba de una actividad de tinte claramente piramidal.
Tras esta revelación llegó el momento de hablar de dinero, y el conferenciante no se cortó un pelo a la hora de jalear a los sectores más avariciosos de la concurrencia con chistes fáciles sobre la importancia de tener un buen saldo en la cuenta corriente. (Escuchar Audio 4)


Se nos insistió en que nuestra única finalidad como Representantes sería captar clientes para cobrar comisiones de cada uno de ellos, si bien ACN no esperaba que dedicáramos grandes esfuerzos a este fin. Solo era necesario contratar 25 servicios, pudiendo representar un cliente más de uno de estos. El mismo Juan Manuel Bolaños confesó no haber superado esa cifra, alcanzada (según sus propias palabras) sin gran dificultad: La mayoría de los servicios eran para familiares o conocidos, además de los que había negociado para sí mismo. Entonces, ¿cómo podía ser interesante este negocio, que no nos garantizaba más que el 1% mensual de la factura de 25 clientes?
Escudándose en la idea de que contratar solo a amigos y parientes garantizaba su fidelidad eterna (una afirmación cogida con alfileres que el público pareció aceptar sin dudas), pronto el orador orientó su discurso hacia una estrategia de negocio mucho más lucrativa:
“Ese no es el objetivo, porque por hacer 20 o 25 clientes, aunque te paguen un 10%, no vas a ganar dinero. No es ese el objetivo: el objetivo es crear una red de distribución muy grande, muy amplia…”
Ahora se estaba hablado, sin tapujos, de cuál es la verdadera finalidad de un Representante Independiente de ACN que aspire a ganar dinero: Crear más y más Representantes Independientes. En ese momento el conferenciante aprovechó para preguntar a varios de los asistentes qué argumentos se les había dado para lograr su presencia en la sala aquel día. De este modo, demostró lo fácil que les resultaría también a ellos, llegado el momento, atraer a más personas a la organización en un futuro.
“Que es una oportunidad, que no hay riesgos… ¿Es difícil decir eso? ¿Hay que ser licenciado en algo? ¿Eh? Pregunto: ¿Lo podemos decir? Vamos a invitar a otras personas a que conozcan nuestro proyecto, a que conozcan nuestro negocio...”
Por si quedara alguna duda, a continuación se propuso un ejemplo supuesto en el que un Representante, tras crear una pirámide de siete niveles de subordinados, cobraba comisiones residuales de más de seis mil clientes que superaban los 8.000 euros mensuales. Ni que decir tiene que el público enmudeció cuando la cifra apareció en pantalla, levantándose momentos después una sonora ovación que fue, una vez más, jaleada por el orador.
Entonces, aprovechando magistralmente el estado de hipnotismo masivo que la mención de semejante cantidad de dinero había provocado, se apagaron las luces y comenzó la proyección de un video corporativo en el que se nos invitaba a conocer las instalaciones de las que ACN disponía en diversos países. (Escuchar Audio 5)


“Hemos buscado a los mejores, y están aquí a su entera disposición”, recitaba una voz en off para referirse al equipo humano que la multinacional atesora en sus edificios, del que se decía que “proporciona un nivel de apoyo sin precedentes en 12 idiomas”. Se hacía mucho énfasis, entre imágenes que mostraban una plantilla dinámica y multirracial, en que todos los departamentos de ACN se dedican en exclusiva a facilitar la labor de sus representantes a lo largo y ancho del mundo gestionando altas y bajas en el servicio y garantizando el cobro de las remuneraciones a final de mes.
En definitiva, y tal y como el señor Bolaños recalcó una vez acabada la proyección, “para que usted tenga un negocio por cuenta propia, pero nunca en solitario”.
Lamentablemente, cuando las luces se encendieron los allí presentes tuvimos que enfrentarnos a la cruda realidad: El apoyo de los ínclitos y nunca bien ponderados tele operadores de ACN, así como el soporte del departamento encargado de que, como trabajadores de la empresa, cobráramos nuestras nóminas… no era gratuito. (Escuchar Audio 6)


El conferenciante, insistiendo en que todo lo que suponía una inversión o un esfuerzo corría por cuenta de la compañía, justificó la necesidad de cobrar una “Licencia Internacional” a toda persona que quisiera entrar a trabajar como Representante Independiente de la multinacional. Dicha licencia, que además era lo más parecido a un contrato que jamás llegaríamos a firmar con ACN, cuesta 399 € +  I.V.A.
Eso son 470,82 euros, si mis cálculos no fallan.
En aquel momento yo me preguntaba ¿si ACN funciona tan bien, y genera tantos beneficios… por que necesita que sus trabajadores le paguen para mantener sus infraestructuras y departamentos de administración (en caso de que existan más allá del video promocional)? Quiero decir… cuando yo trabajo para cualquier compañía, del alquiler de las oficinas y de los sueldos de mis compañeros y superiores se encarga ella misma ¿verdad? Porque de nuestro trabajo ya se está obteniendo suficiente dinero para pagar honorarios y mantener la empresa.
¿Desde cuándo hay que pagar por un contrato? Porque el señor Bolaños trataba de vendernos que la inversión merecía la pena ya que la Licencia representa “tu soporte legal, tu acuerdo con la compañía”.
¡Claro! Que según trataban de hacernos creer, mediante el desembolso de esos casi 500 euros obteníamos no el rango de empleados, sino el estatus de “socios” de ACN. Sin embargo un intermediario comisionista con labores de reclutamiento no es la idea que yo tengo de lo que el término “socio” implica…
Probablemente quien ideó el guión de la conferencia ya imaginaba que no solo yo, sino la mayoría de los presentes, estaríamos pensando que este pago resultaba injustificado y sospechoso. Por eso el siguiente punto a tratar volvió a levantar el ánimo de muchos de los asistentes, que una vez más entraron en estado de excitación severa al oír las palabras “ingresos inmediatos” en boca del amigo Juan Manuel.
Tras tantear a su público por enésima vez con el cebo de la pasta gansa, nuestro anfitrión paso a explicarnos cómo podríamos, a partir del mes siguiente, empezar a percibir suculentas remuneraciones con las que no solo amortizar la inversión realizada, sino forrarnos a lo grande. (Escuchar Audio 7)


Volviendo a incidir durante tan solo unos momentos en la importancia de hacer contratos, se introdujo con ayuda de simples esquemas el concepto de BAC, o Bonos por Adquisición de Clientes. Así, se nos presentó la estructura de la empresa, con forma de pirámide, en la que para subir un escalón y acceder al siguiente nivel el único requisito era reclutar nuevos Representantes.
Una vez más no hacía falta un alto grado de inteligencia para comprender que ACN prefería que extendiéramos una red a que vendiésemos sus servicios. De esta forma, mientras que contratando a cinco clientes la empresa te premia con 100 €, la bonificación por ascender precozmente al segundo nivel (tan solo captando dos nuevos Representantes) es de 300 €. Igualmente, mientras que contratar diez servicios implica un bono de 250 €, subir rápidamente al tercer peldaño (con también diez personas a tu cargo) supone recibir 1.000 € de gratificación.
La idea es realmente buena, porque lo cierto es que no hay manera de acusar formalmente de estafadores a estos caraduras ya que todo es legal: Es cierto que venden un producto (por mucho que dicho producto apenas sea mencionado en sus reuniones o que la calidad del mismo sea muy cuestionable), y es cierto que piden a sus trabajadores que busquen clientes. Pero es igualmente cierto que buscan la formación de una estructura de Representantes unidos entre sí, todos y cada uno de los cuales debe pagar una cantidad importante para entrar en el juego.
Si hacemos un cálculo rápido, y suponiendo que una de estas estructuras de siete niveles se formase gracias a que cada uno de sus eslabones consiguiera reclutar respectivamente tan solo dos nuevos integrantes, la pirámide la formarían un total de 127 individuos que habrían aportado 50.800 euros a la compañía en concepto de Licencias (es decir, sin contar con lo que pueda derivarse del negocio de las telecomunicaciones en sí). Eso son ocho millones y medio de las antiguas pesetas por pirámide y… ¿dónde va ese dinero? Está claro que se lo ingresa ACN en exclusiva.
No parece tan obvio, sin embargo, que los servicios ofrecidos por los Representantes Independientes de la empresa puedan generar ingresos de algún tipo. Como rezaba el cartel que, en todo momento, se mostraba en letra pequeña en la parte baja de la pantalla del señor Bolaños No todos los representantes independientes de ACN obtienen beneficios y los ingresos no están en ningún caso garantizados”.
Esto quiere decir que, aunque construyas la organización piramidal necesaria… nadie te asegura que entre todos sus integrantes se llegue a captar el número de clientes necesario para alcanzar las cifras astronómicas que se manejan en las presentaciones de All Communications Network. De hecho, en base a los “servicios” que la compañía ofrece (poco más que portabilidad entre operadoras, y venta de los famosos videoteléfonos, según me confesó mi captador Alberto), opino que debe ser tan difícil lograr un cliente para ACN como mantenerlo eternamente (independientemente de que sea un familiar o un amigo).
O sea, que quien seguro que se lucra es el director de la multinacional, mientras que todos los demás tienen un buen taco de papeletas para quedarse sin ver un duro nunca o viendo ocasionalmente una cantidad ridícula de ellos. No parece una inversión muy segura.
Habrá quién lo logre, no me cabe la menor duda. Seguramente hay un Representante Independiente que alcanza una posición alta en la pirámide y logra mantener a sus clientes. Esta persona dará por hecho que, durante el resto de su vida, recibirá mensualmente una jugosa cantidad de dinero en su cuenta proveniente de las comisiones que ACN le ha prometido, pero tampoco el está a salvo.
¿Qué ocurrirá si el jefazo supremo de All Comunications Network decide fugarse un día con el dinero de las licencias? La empresa desaparecerá, los clientes cambiarán de compañía y nadie pagará las comisiones. A nadie. El único dinero que puede considerarse real de toda esta trama son los 470 euros que cada uno de los estafados “dona a la causa” al unirse a ella. Y es el ansia de recuperar ese dinero perdido la que empuja, a los que una vez dentro descubren el engaño, a intentar por todos los medios que más y más almas cándidas caigan en las redes de ACN mediante falsas promesas de riqueza y felicidad.
Las oportunidades reales de negocio no te las vende un sermoneador de medio pelo en una salucha alquilada. Cuando te ofrecen un puesto de trabajo decente no es necesario usar triquiñuelas y chascarrillos para convencerte y, por supuesto… cuando una empresa seria requiere tus servicios no te exige un pago antes de contratarte.
Por eso vuelvo sobre aquella incógnita que dejé aparcada al comenzar la conferencia. ¿Qué confianza puede ponerse en una empresa que se llama de dos maneras diferentes en función de quién te lo cuenta? Yo, desde luego, no les otorgaría la enorme responsabilidad de pagar mis rentas.







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viernes, 3 de junio de 2011

"Agresiones sexuales" en la acampada de Sol




Juro que cuando empecé a escribir este blog no lo hice con la intención de dedicar semejante cantidad de líneas al movimiento feminista.

De verdad que en ningún momento fue mi deseo, pero por algún motivo los últimos dos meses han resultado ser la Edad de Oro de la absurda y payasil lucha feminazi madrileña. Empezando con el sacrílego asalto a la capilla de la Complutense, pasando por el secuestro oportunista de los movimientos ciudadanos posteriores al 15 M y acabando, hoy, con la última gran noticia que ha llegado a mis oídos:

La Comisión Feminista de la acampada de Sol denuncia agresiones, abusos y tocamientos ante la asamblea y anuncia que sus miembros no pernoctaran más en la plaza.

"Las noches aquí implican miedo, lidiar con situaciones violentas, no dormir...". La comisión de Feminismos desiste de seguir pasando las noches en el campamento porque asegura que se están produciendo "agresiones sexuales, xenófobas y racistas".

Una de sus portavoces ha especificado que estas agresiones incluyen "tocamientos, abusos e intimidaciones". Sin embargo, han aclarado que, a pesar de dejar de pernoctar en la plaza, seguirán vinculadas a la causa porque siguen creyendo en el movimiento 15-M. "Estaremos aquí de cara a un posible desalojo. Asumimos lo positivo y lo negativo, no nos desvinculamos", ha concluido.

(Extraído de http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/02/madrid/1307033272.html)


Que nadie se preocupe, todo el mundo tranquilo. Estas chicas, por supuesto, no han sufrido agresiones sexuales. Ninguna de ellas. Sé que afirman haberlas sufrido, pero es mentira. Una agresión sexual es esto:

Detenido un hombre por violar a una niña de 11 años en Orihuela (Alicante), que quedó embarazada.

Efectivos de la Guardia Civil han detenido a un individuo de 39 años por su presunta relación con la violación a una menor de unos 11 años, vecina del término municipal de Orihuela (Alicante), que quedó embarazada y que dará a luz previsiblemente en el mes de julio, según han informado a Europa Press fuentes cercanas al caso.

La agresión sexual se produjo en noviembre de 2010, pero los Servicios Sociales de Orihuela tuvieron conocimiento del caso el 20 de abril, cuando la menor estaba embarazada ya de seis meses, y alertaron a la Guardia Civil de la violación.



Resulta sencillo captar la diferencia entre ambas noticias ¿verdad?

La segunda es la historia de una menor de edad forzada a tener relaciones sexuales con un monstruo sin escrúpulos, mientras que la primera no es más que la enésima prueba de que las chicas de la comisión feminista son adictas a ser el centro de atención.

Pues ya basta.

Puede asumirse que se falte al respeto a una creencia, puede soportarse que se aproveche una movilización plural y multitudinaria para dar publicidad a un ideario excluyente… pero que se utilice de forma gratuita el sufrimiento de personas que si han sido violadas y agredidas para lograr, una vez más, unos pocos minutos de fama es intolerable.

¿Cómo se puede permitir que se usen las mismas palabras para referirse tanto a una sádica violación como a una falacia ruin e interesada? No es admisible que, para justificar su deserción, las feministas de Sol utilicen la expresión “agresión sexual” como quien dice “piruletas”. ¡Eso son acusaciones muy graves! ¡Gravísimas! Y si de mi dependiera responderían ante la justicia, debiendo probar y justificar todas y cada una de ellas so pena de cárcel.

¿Por qué esas denuncias sólo se han hecho ante la asamblea y los medios de comunicación? ¿Ni una sola de las supuestas agredidas ha denunciado a la policía los "tocamientos, abusos e intimidaciones"? Igual deberíamos determinar, lo primero, qué es para una feminista un tocamiento, un abuso y una intimidación.

Un tocamiento, en lo que a la mayoría respecta, es que alguien se te acerque y te sobe lascivamente sin tu permiso. ¿Eso ha ocurrido? ¿De verdad? ¿Y quién ha sido el autor de los tocamientos, el Hombre sin Sombra? Porque si, en una plaza abarrotada de gente, alguien ha cometido semejante acto criminal y nadie le ha denunciado a uno de los cientos de policías que vigilan la acampada solo se me ocurren tres explicaciones posibles:

1- El agresor, después del toqueteo, se hizo Uno con el Universo y desapareció en una nube multicolor.

2- El supuesto tocamiento no fue tal. A lo mejor alguien se chocó contra una y le tocó una teta con el codo sin querer.

3- El tal agresor… no existe.


En cuanto a los abusos… ¿Qué se entiende por “abuso”? Puede haber quien considere un abuso la existencia de una Comisión de Feminismo en la acampada de Sol, los eslóganes de sus pancartas o sus reivindicaciones. Sin embargo, por contexto, entiendo que nos referimos a un abuso de índole sexual. El diccionario de la R.A.E. (y cito) define “abuso sexual” como delito consistente en la realización de actos atentatorios contra la libertad sexual de una persona sin violencia o intimidación y sin que medie consentimiento. Y una vez más nos encontramos ante la misma incógnita:

¿Cómo es posible que el autor de un DELITO (ver definición) cometido en la zona actualmente más masificada y vigilada de la capital salga impune? ¿Debo creer que entre toda esa gente, deseosa de cambiar la sociedad a mejor, no hay ni una sola persona lo suficientemente avispada como para darse cuenta de la gravedad de lo ocurrido y avisar a sus compañeros para retener al culpable hasta que llegue la autoridad? ¡Lo siento! ¡No me lo creo! Una vez más, sospecho de la veracidad de las acusaciones.

He estado en Sol muchas veces en los últimos días. He visto el ambiente y estoy en condiciones de asegurar que jamás se me ocurriría agredir a un acampado. Sé que, de intentarlo siquiera, un sinnúmero de compañeros suyos se me echaría encima para detenerme automáticamente. Además, con la capacidad que las feministas están demostrando tener para atraer sobre sí mismas todas las miradas… ¿de verdad tengo que tragarme que uno puede acercarse a su carpa, meter mano a una de ellas sin más y marcharse tranquilamente sin romper el apacible silencio de la noche? Por favor…


Hablemos de las intimidaciones, porque creo que aquí radica parte del meollo de la cuestión. Yo sé que el colectivo feminista acuartelado en Sol fue protagonista de actos intimidatorios graves hace unos días… pero no en el papel de víctima precisamente, sino más bien como verdugo:


15M-Gritos mayoritarios de "fuera, fuera" en Sol al colocar una gran pancarta con el lema "la revolución será feminista"

Minutos después, las autoras de la pancarta mantuvieron un breve enfrentamiento con el joven que arrancó la pancarta que no pasó a mayores tras la intervención de otro grupo de manifestantes. Ante esta situación, se pudieron escuchar entre los manifestantes gritos de "no a la violencia".

(Extraído de http://www.diariosigloxxi.com/texto-ep/mostrar/20110520002925/15m-gritos-mayoritarios-de-fuera-fuera-en-sol-al-colocar-una-gran-pancarta-con-el-lema-la-revolucion-sera-feminista)


“ (…) algunos (cada vez más) empezaron a gritar: ¡la revolución es de todos, quitarla fuera fuera!! intentábamos explicar y darles fuerza a las compas desde abajo pero un machirulo que estaba arriba en un andamio intermedio, tiró de una de las pancartas, la que ponía "feminista"  y la rajó en dos tirando una parte al suelo y luego saludando en plan torero a la plaza lleno de orgullo y poder machista mientras mucha gente le coreaba!! y vitoreaba! cuando bajó fuimos a por él y le pusimos a caldo en plan "ignorante" y machista! y el tío decía machismo=feminismo y argumentaba "¿no queréis igualdad?", muchas de nosotras estábamos cabreadas y gritándole, con mucha rabia e indignación!! y la gente nos intentaba tranquilizar con argumentos increíbles como no pasa nada o es verdad que esta lucha es de todos...”

(Testimonio de una de las implicadas extraído de http://espanol.groups.yahoo.com/group/FeministasCRenResistencia/message/5203)


A no ser que las compas feministas no consideren intimidante lanzarse en grupo contra un solo hombre para “ponerle a caldo” “cabreadas y gritándole con mucha rabia”, claro.

Esto, lo del cartel, SÉ que ha ocurrido. Lo que no sabía es que hubiera ocurrido algo parecido a la inversa, con el colectivo feminista como parte intimidada.

Es probable, sin embargo, que más de una persona se haya acercado al chiringuito feminazi a quejarse de su presencia en la protesta y a pedir explicaciones sobre los motivos que las han llevado a personarse en una movilización de carácter plural y (en teoría) sin ideología definida para insultar a la religión católica o exigir el aborto gratuito y la retirada de la mención del sexo en el D.N.I. entre otras muchas reivindicaciones ajenas a las propuestas por la plataforma Democracia Real Ya al comienzo de las acampadas.

¿Es posible que esto sea lo que ellas consideran como un acto intimidatorio? Porque de ser así, una vez más, las acusaciones son ridículas… ¿Queréis saber lo que, a mi entender, ocurre? La explicación a todo esto está en la primera línea del artículo de El Mundo que he adjuntado al principio de la entrada:


"Las noches aquí implican miedo, lidiar con situaciones violentas, no dormir...".


La frase, de una de las feministas entrevistadas, resume y explica la situación por completo: ¡Las chicas del Tenderete por la Supremacía Femenina pasan miedo en Sol! ¡Y no pueden dormir bien! Por eso se van.

Pero claro, si lo dices así pareces blandita ¡y las revolucionarias no son blanditas! Las revolucionarias llevan cinturones de pinchos, tatuajes, el pelo corto y azul e imperdibles en la nariz… ¿Cómo van a abandonar la lucha por miedo a las situaciones violentas? ¿Cómo van a dejar la plaza por que no pueden dormir? Había, lógicamente, que inventarse algo lo suficientemente contundente como para que discutirlo o cuestionarlo fuese políticamente incorrecto. Y algo de temática feminista, claro. ¿Qué mejor que denunciar “tocamientos, abusos e intimidaciones”?

¡Suficientemente grave, para que nadie lo discuta!

¡Suficientemente vago e indemostrable, para no meterse en jaleos legales!


¡Una triunfada! Y a partir de esta noche, a costa de faltar al respeto a todas verdaderas víctimas de auténticas agresiones sexuales, las aguerridas muchachotas de la Comisión Feminista de Sol dormirán en sus castillos donde no pasarán miedo y descansarán como reinas. Reinas revolucionarias, en camitas con dosel.






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